WWE celebró ayer una nueva tanda de grabaciones de material televisivo que se emitirá las próximas semanas. Como ya se dio a conocer anoche, las grabaciones fueron descritas por una fuente interna como "un completo desastre", y el retraso de cerca de una hora en el inicio de la sesión forzaron a WWE a cancelar la grabación de Friday Night SmackDown programada. Sin embargo, en las últimas horas diversos portales especializados han revelado más detalles respecto a las grabaciones.
Según Wrestling Inc. y Bryan Alvarez, del Wrestling Observer, WWE realizó pruebas de COVID-19 a los asistentes al Performance Center, pero prohibió que se tomasen fotos o vídeos del proceso y de las personas recibiendo la prueba, además de decir a las superestrellas no suban el resultado de la misma con la intención de que no se propague la idea de que la situación se les ha ido de las manos.
Además, una fuente interna explicó en exclusiva a Wrestling Inc. que tener a un grupo selecto de aficionados es el primer paso de WWE en la vuelta a la normalidad. El siguiente paso implicaría eliminar del público al talento de NXT y dejar únicamente a amigos, familiares y aficionados selectos, aunque las superestrellas de NXT tendrían que estar disponibles en caso de que WWE necesite a más personas para las grabaciones.
La tercera fase consistirá en llenar el Performance Center y Full Sail University al menos a un 50% de su capacidad con aficionados reales para hacer ver a los espectadores que no hay peligro en asistir a un show. Por último, en la fase final, WWE volvería a realizar giras de cara al otoño, aunque sea únicamente para eventos televisados y de PPV.
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